La idea para hoy era abordar el segundo triunvirato pero he decidido hablar un poco antes sobre el primer triunvirato a modo de introducción, en dos semanas os hablaré del segundo triunvirato y sus repercusiones en la política romana.
En la antigua Roma se denominaba triunvirato a aquella alianza a tres bandas con la cual los triunviros aspiraban a obtener algún poder político. El primer triunvirato fue propuesto por Cayo Julio César con la finalidad de unir en alianza a los dos hombres más poderosos de Roma, Marco Licinio Craso, el hombre más rico de Roma, y a Cneo Pompeyo Magno, el imperator más poderoso de la república.
Craso y Pompeyo pertenecieron al partido de los optimates y apoyaron el regreso de Sila a Roma después de que este venciera a Mitrídates en el reino del Ponto. El regreso de Sila ocasionó la caída de Mario y Cina, principales defensores de los populares. Tras la toma de poder el nuevo dictador, siguiendo el consejo del senado, propuso listas de proscritos ofreciendo una recompensa por las vidas de estos. Estas listas de proscritos estaban compuestas en general por aliados de Mario y Cina aunque a veces el dictador proscribía a ciudadanos propuestos por sus aliados, deseosos de apoderarse de sus riquezas y sus tierras. Así durante años los optimates y aliados de Sila se hicieron con gran poder y riquezas, entre ellos Craso y Pompeyo. Finalmente, Sila renunció al poder en el año 79 a.C. devolviendo el poder al senado romano y murió un año después como consecuencia de una enfermedad.
Pompeyo se ganó el favor de Sila levantando tres legiones en Piceno en favor del regreso del imperator y gracias a su notable oratoria. Sila le proporcionó el título de imperator pero le exigió que se divorciara de su esposa, Antistia y se casara con su hijastra Emilia. Así, con el favor del dictador, Pompeyo se hizo con fama y poder a través sus exitosas campañas militares en Sicilia y África. Por su parte Craso se vio obligado a exiliarse en Hispania después de que Mario y Cina mataran a su padre y su hermano como represalia. En Hispania el joven Craso se hizo con un ejército, el cual utilizó para apoyar a Sila tras su regreso a Roma y durante los años posteriores se aprovechó de las proscripciones para hacerse con una riqueza extraordinaria demostrando una gran habilidad para los negocios. Craso montó una red de prestamistas que le permitió enriquecerse a base de recuperar los préstamos y apropiarse de los bienes de los que no podían pagarle y le proporcionó poder sobre todos sus deudores, muchos de ellos magistrados de Roma.
La rivalidad ente Craso y Pompeyo se alimentó de la envidia que sentían el uno por el otro llegando a un punto crítico al final de la tercera guerra Servil. Durante la tercera guerra servil Espartaco había reclutado a un ejército de esclavos y se había enfrentado a Roma obteniendo gran número de victorias hasta que Craso se enfrentó a esta revuelta derrotando al ejército de esclavos en el 71 a.C. en la batalla del río Silario. Como castigo Craso pidió que se crucificaran a todos los esclavos a lo largo de la vía Apia para que el recuerdo de su martirio evitara otra revuelta de esclavos. Por su parte Pompeyo atravesó los Alpes y acabó con los pequeños grupos de esclavos que escaparon de las manos de Craso y se adjudicó la victoria sobre Espartaco, despertando así la ira de Craso. La disputa sobre quien fue el que acabó con Espartaco acabó con el nombramiento de ambos como cónsules de Roma para el año 70 a.C.
Durante el ascenso al poder de Craso y Pompeyo el joven Julio César, sobrino de Mario y yerno de Cina, se posicionó como defensor del partido de los populares y se enfrentó a Sila, el cual le exigió que se divorciara de su esposa Cornelia, hija de Cina. A diferencia de Pompeyo, César se negó a repudiar a su mujer y se vio obligado a abandonar Roma mientas la familia Julia y los Aurelia Cota pedían al dictador que perdonara al joven Julio. Finalmente, el dictador perdonó la vida a César expresando como protesta que “en César a hay muchos Marios”. Tras dejar de ser un proscrito César abandonó Roma y navegó hasta las provincias de Asia, donde aprendió de primera mano lo que era el mando y la vida en un ejército.
Tras la renuncia y muerte de Sila, César vuelve a Roma donde se integra en la vida política de la ciudad gracias a las sumas de dinero que le aportaban los prestamistas de Craso. Así Cayo Julio empieza a ascender por los peldaños de la política romana, llegando a ser cuestor de Hispania Ulterior en el 69 a.C. y Edil curul en el 65 a.C. En el año 63 a.C. es nombrado Pontificex maximus, cargo que le permitió tener el control sobre la religión de la ciudad e instalarse en la Domus Publica, muy cerca del templo de las Vestales. Finalmente, en el año 62 a.C. es nombrado pretor urbano y un año después ejerció como propretor en Hispania Ulterior, donde se hizo con grandes riquezas para pagar a los prestamistas de Craso.
En el año 60 a.C. César volvió a Roma con la intención de ser nombrado cónsul para el año 59 y con la finalidad de ganar estas elecciones diseño una alianza política entre los dos hombres más poderosos de Roma, Craso y Pompeyo. El ascenso político de César estuvo marcado por su apoyo a estos dos hombres y por favorecerse de la rivalidad existente entre ellos. Así César reúne a Craso y a Pompeyo y les propone unirse en triunvirato con la finalidad de controlar Roma. Craso era el hombre más rico de Roma y Pompeyo un imperator apoyado por sus legiones de veteranos, pero ninguno de los dos podría vencer al otro ni al senado por separado, así César aprovechó sus ambiciones para unirlos y obtener su apoyo político, logrando así ser elegido cónsul en el año 59.
El triunvirato les proporcionó a los tres un control absoluto sobre la política romana, ellos elegían a los cónsules, a los tribunos de la plebe, dictaban leyes, les proporcionaban tierras a los veteranos de Pompeyo, satisfacían las ambiciones de Craso y le proporcionaron el proconsulado de Iliria, la Galia Nabordense y la Galia Cisalpina durante 5 años a César y posteriormente le otorgaron una prórroga de 5 años para que César terminase con la conquista de las Galias. Así esta alianza extraoficial les proporcionó el mando sobre toda la maquinaria política de Roma y este control les permitió satisfacer todas sus aspiraciones. Se le concedió a Pompeyo el gobierno de las Hispanias, se le proporcionaron tierras para sus ejércitos y contrajo matrimonio con Julia, la hija de Cayo Julio César. A Craso se le permitió ir a la guerra contra el imperio de los Partos para así conseguir la gloria militar que nunca se le había otorgado. Y a César le proporcionaron el poder y los medios para conquistar la Galia Interior.
Esta alianza política solo se vio amenazada por las envidias entre los propios triunvirios pero la incapacidad de uno para acabar con los otros dos los mantuvo unidos hasta la muerte de Craso a manos de los Partos en el 53 a.C. Los Partos derramaron oro fundido por la garganta de Craso para calmar su sed de oro y así las distancias entre Pompeyo y César aumentaron notablemente, sobre todo tras la muerte de Julia en el parto en agosto del 54. Ambos aliados se fueron separando y el fin del primer triunvirato desembocó en una guerra civil que solo acabaría tras la muerte de Pompeyo en Egipto, dejando a César como único amo de Roma.
En la antigua Roma se denominaba triunvirato a aquella alianza a tres bandas con la cual los triunviros aspiraban a obtener algún poder político. El primer triunvirato fue propuesto por Cayo Julio César con la finalidad de unir en alianza a los dos hombres más poderosos de Roma, Marco Licinio Craso, el hombre más rico de Roma, y a Cneo Pompeyo Magno, el imperator más poderoso de la república.
Craso y Pompeyo pertenecieron al partido de los optimates y apoyaron el regreso de Sila a Roma después de que este venciera a Mitrídates en el reino del Ponto. El regreso de Sila ocasionó la caída de Mario y Cina, principales defensores de los populares. Tras la toma de poder el nuevo dictador, siguiendo el consejo del senado, propuso listas de proscritos ofreciendo una recompensa por las vidas de estos. Estas listas de proscritos estaban compuestas en general por aliados de Mario y Cina aunque a veces el dictador proscribía a ciudadanos propuestos por sus aliados, deseosos de apoderarse de sus riquezas y sus tierras. Así durante años los optimates y aliados de Sila se hicieron con gran poder y riquezas, entre ellos Craso y Pompeyo. Finalmente, Sila renunció al poder en el año 79 a.C. devolviendo el poder al senado romano y murió un año después como consecuencia de una enfermedad.
Pompeyo se ganó el favor de Sila levantando tres legiones en Piceno en favor del regreso del imperator y gracias a su notable oratoria. Sila le proporcionó el título de imperator pero le exigió que se divorciara de su esposa, Antistia y se casara con su hijastra Emilia. Así, con el favor del dictador, Pompeyo se hizo con fama y poder a través sus exitosas campañas militares en Sicilia y África. Por su parte Craso se vio obligado a exiliarse en Hispania después de que Mario y Cina mataran a su padre y su hermano como represalia. En Hispania el joven Craso se hizo con un ejército, el cual utilizó para apoyar a Sila tras su regreso a Roma y durante los años posteriores se aprovechó de las proscripciones para hacerse con una riqueza extraordinaria demostrando una gran habilidad para los negocios. Craso montó una red de prestamistas que le permitió enriquecerse a base de recuperar los préstamos y apropiarse de los bienes de los que no podían pagarle y le proporcionó poder sobre todos sus deudores, muchos de ellos magistrados de Roma.
La rivalidad ente Craso y Pompeyo se alimentó de la envidia que sentían el uno por el otro llegando a un punto crítico al final de la tercera guerra Servil. Durante la tercera guerra servil Espartaco había reclutado a un ejército de esclavos y se había enfrentado a Roma obteniendo gran número de victorias hasta que Craso se enfrentó a esta revuelta derrotando al ejército de esclavos en el 71 a.C. en la batalla del río Silario. Como castigo Craso pidió que se crucificaran a todos los esclavos a lo largo de la vía Apia para que el recuerdo de su martirio evitara otra revuelta de esclavos. Por su parte Pompeyo atravesó los Alpes y acabó con los pequeños grupos de esclavos que escaparon de las manos de Craso y se adjudicó la victoria sobre Espartaco, despertando así la ira de Craso. La disputa sobre quien fue el que acabó con Espartaco acabó con el nombramiento de ambos como cónsules de Roma para el año 70 a.C.
Durante el ascenso al poder de Craso y Pompeyo el joven Julio César, sobrino de Mario y yerno de Cina, se posicionó como defensor del partido de los populares y se enfrentó a Sila, el cual le exigió que se divorciara de su esposa Cornelia, hija de Cina. A diferencia de Pompeyo, César se negó a repudiar a su mujer y se vio obligado a abandonar Roma mientas la familia Julia y los Aurelia Cota pedían al dictador que perdonara al joven Julio. Finalmente, el dictador perdonó la vida a César expresando como protesta que “en César a hay muchos Marios”. Tras dejar de ser un proscrito César abandonó Roma y navegó hasta las provincias de Asia, donde aprendió de primera mano lo que era el mando y la vida en un ejército.
Tras la renuncia y muerte de Sila, César vuelve a Roma donde se integra en la vida política de la ciudad gracias a las sumas de dinero que le aportaban los prestamistas de Craso. Así Cayo Julio empieza a ascender por los peldaños de la política romana, llegando a ser cuestor de Hispania Ulterior en el 69 a.C. y Edil curul en el 65 a.C. En el año 63 a.C. es nombrado Pontificex maximus, cargo que le permitió tener el control sobre la religión de la ciudad e instalarse en la Domus Publica, muy cerca del templo de las Vestales. Finalmente, en el año 62 a.C. es nombrado pretor urbano y un año después ejerció como propretor en Hispania Ulterior, donde se hizo con grandes riquezas para pagar a los prestamistas de Craso.
En el año 60 a.C. César volvió a Roma con la intención de ser nombrado cónsul para el año 59 y con la finalidad de ganar estas elecciones diseño una alianza política entre los dos hombres más poderosos de Roma, Craso y Pompeyo. El ascenso político de César estuvo marcado por su apoyo a estos dos hombres y por favorecerse de la rivalidad existente entre ellos. Así César reúne a Craso y a Pompeyo y les propone unirse en triunvirato con la finalidad de controlar Roma. Craso era el hombre más rico de Roma y Pompeyo un imperator apoyado por sus legiones de veteranos, pero ninguno de los dos podría vencer al otro ni al senado por separado, así César aprovechó sus ambiciones para unirlos y obtener su apoyo político, logrando así ser elegido cónsul en el año 59.
El triunvirato les proporcionó a los tres un control absoluto sobre la política romana, ellos elegían a los cónsules, a los tribunos de la plebe, dictaban leyes, les proporcionaban tierras a los veteranos de Pompeyo, satisfacían las ambiciones de Craso y le proporcionaron el proconsulado de Iliria, la Galia Nabordense y la Galia Cisalpina durante 5 años a César y posteriormente le otorgaron una prórroga de 5 años para que César terminase con la conquista de las Galias. Así esta alianza extraoficial les proporcionó el mando sobre toda la maquinaria política de Roma y este control les permitió satisfacer todas sus aspiraciones. Se le concedió a Pompeyo el gobierno de las Hispanias, se le proporcionaron tierras para sus ejércitos y contrajo matrimonio con Julia, la hija de Cayo Julio César. A Craso se le permitió ir a la guerra contra el imperio de los Partos para así conseguir la gloria militar que nunca se le había otorgado. Y a César le proporcionaron el poder y los medios para conquistar la Galia Interior.
Esta alianza política solo se vio amenazada por las envidias entre los propios triunvirios pero la incapacidad de uno para acabar con los otros dos los mantuvo unidos hasta la muerte de Craso a manos de los Partos en el 53 a.C. Los Partos derramaron oro fundido por la garganta de Craso para calmar su sed de oro y así las distancias entre Pompeyo y César aumentaron notablemente, sobre todo tras la muerte de Julia en el parto en agosto del 54. Ambos aliados se fueron separando y el fin del primer triunvirato desembocó en una guerra civil que solo acabaría tras la muerte de Pompeyo en Egipto, dejando a César como único amo de Roma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario