Buenos días amigos,
Hoy retomamos la historia del
final de la república romana y tras hablar del primer triunvirato procederemos
a abordar la vida de la figura más importante de la historia romana y
probablemente el ser humano más famoso e influyente de la historia, Cayo Julio
César.
Cayo Julio César nació el 13
de Julio del año 100 a.C. fue el hijo menor de la unión entre Cayo Julio y
Aurelia Cota, el hijo varón esperado tras el nacimiento de sus dos hermanas
mayores. Por parte de padre era descendiente de Juno, el hijo de Eneas y
fundador de Roma, por parte de madre era descendiente de reyes. Desde muy joven
Aurelia Cota se encargó de su educación y compaginó el entrenamiento con la
espada con la oratoria en griego.
A pesar de su noble cuna Julio
César siempre fue defensor del partido de los populares. En el año 87 a.C. su
tío Cayo Mario junto con Lucio Cornelio Cina tomaron el poder de Roma mediante
un golpe de estado tras la marcha de Lucio Cornelio Sila a Grecia para luchar
contra la revuelta de Mitrídates VI en el reino del Ponto. Durante los años 87
a 84 a.C. los populares gobernaron Roma, primero bajo el gobierno de Mario en
su séptimo consulado y tras su muerte bajo el gobierno de Cina. Durante este
período de gobierno de los populares Mario propuso a César ser Flamen dialis,
sacerdote de Júpiter, para así proteger al joven ante las posibles represalias
de los optimates si Sila volvía victorioso de Grecia y reclamaba el poder del
senado. Ante esta situación Aurelia Cota arregló el matrimonio de Julio con una
plebeya, Cosutia, para que no pudiese ser elegido Flamen dialis ya que este
cargo impediría al joven Julio ausentarse de Roma e Italia y alcanzar la gloria
en la guerra. Así su madre evitó que Julio fuese sacerdote de Júpiter sin
cortar sus relaciones con su tío Mario. Una vez formalizado el matrimonio
Aurelia Cota ordenó a César repudiar a Cosutia y arregló un nuevo matrimonio
para su hijo con Cornelia Cina, hija de Lucio Cornelio Cina.
Tras
la victoria de Sila en el Ponto, Cina reclutó tropas para enfrentarse a él en
Grecia y evitar que regresara a Roma y tomase el poder por las armas, pero Cina
murió en manos de sus propios soldados durante un motín. Así, en el año 83 a.C.
Sila volvió a Roma y se empezó en Roma un período de represalias mediante la
proscripción contra los seguidores de Mario y Cina. Una vez nombrado dictador
Sila señaló a César y le ordenó repudiar a Cornelia para demostrar que rompía
con el partido de los populares y con la política de su tío Mario y su suegro
Cina. Pero César se negó a repudiar a Cornelia y se vio obligado a huir hacia
el sur con su joven esposa y su hija Julia, nacida poco antes de la vuelta de
Sila, para salvar su vida tras ser añadido en las listas de proscritos. Ante
esta situación las gens Julia y Aurelia Cota intercedieron ante el dictador y
lograron que perdonara a Julio, aunque el dictador exclamaba que “en Julio hay
muchos Marios”.
Tras
su vuelta a Roma, Cayo Julio César decidió viajar a Grecia para alejarse de la
vida política de Roma y de su dictador y para aprender sobre la organización y
gestión del ejercito dentro del estado mayor de Marco Minucio Termo, pretor que
luchaba contra una nueva revuelta de Mitrídates en el Ponto. Durante su estancia
en Grecia César convivió con el ejercito a pie de campo y aprendió las tácticas
de guerra de las legiones romanas. Durante la guerra Termo ordenó a César ir
hasta el reino de Bitinia para convencer al rey Nicomedes IV para que este enviara
las naves que había prometido a Roma para apoyarla en esta guerra. Allí César
sedujo al rey para ganarse su favor y volver con la flota prometida para la
guerra contra Mitrídates, fruto de este episodio recibió el apodo de “la reina
de Bitinia”.
Tras
la muerte de Sila en el 78 a.C. César decidió regresar a Roma coronado con la
“corona cívica” que le otorgó Termo debido a su gran capacidad de mando y al
valor demostrado durante la guerra. Al volver a Roma César decidió integrarse
en la vida política de la ciudad, para ello comenzó a asistir a las sesiones
del senado y solicitó préstamos de elevadas cantidades de sestercios para
promocionar así su carrera política. Empezó como abogado en el Foro llevando el
caso de los ciudadanos de Macedonia contra Cneo Cornelio Dolabela por los
crímenes cometidos por este durante su proconsulado en Macedonia. En este
juicio se enfrentó a Quinto Hortensio y Lucio Aurelio Cota, su propio tío, y
aunque perdió el caso y se vio obligado a pagar los costes del juicio demostró
al pueblo de Roma su gran capacidad de oratoria. Tras este juicio ganó el caso
contra Gayo Antonio por el saqueo de las ciudades de Grecia durante la campaña
de Sila, pero el tribuno de la plebe ejerció su derecho al veto para anular la
sentencia.
Durante
esta época César pidió prestadas elevadas cantidades de dinero para financiar
fiestas en su villa de Subura y su carrera como abogado. Tras la muerte de su
tío Aurelio Cota, su madre consiguió que fuese nombrado miembro del colegio de
pontífices y tras ello decidió viajar a Rodas, el sitio donde estudiaban los
mejores oradores y políticos del mundo. Durante este viaje César fue
secuestrado por los piratas de Cilicia y cuando estos les pidieron a sus
esclavos que recolectaran 20 talentos para su rescate César les exigió que no
pidiesen menos de 50 talentos y les prometió que cuando fuese liberado volvería
y crucificaría a todos los piratas de la flota. Durante su secuestro César
convivió con los piratas, desafiándolos y estudiando la costa de la isla en la
que estaba cautivo. Finalmente, los esclavos volvieron con el rescate pactado y
César volvió a Grecia donde reunió tropas y volvió a la isla para derrotar a
los piratas, con los cuales demostró su clemencia al estrangularlos antes de
cumplir la promesa de crucificarlos.
De
nuevo en Roma César entabló relaciones con Marco Licinio Craso, el hombre más
rico de Roma, con la intención de que este hombre le prestase las elevadas
cantidades de dinero que necesitaba para pagar sus deudas y pagar a los
electores durante su futura carrera política. Craso decidió apoyar a César
debido a las esperanzas que tenía en su futura carrera política y decidió
pedirle su ayuda durante la Tercera Guerra servil, en la cual Craso derrotó al
ejército de esclavos de Espartaco. Dos años después de la caída de Espartaco
César inició su carrera política organizando unos juegos para la plebe ya que
sabía que tenía que ganarse a los electores para poder ser elegido cuestor.
Tras la muerte de Cornelia y de su tía Julia, la esposa de Mario, César
organizó dos grandes funerales que nuevamente le sirvieron para ganarse a la
plebe. Finalmente fue elegido cuestor y fue destinado a la provincia de
Hispania donde no llegó a completar el año del cargo ya que César decidió
volver a Roma antes de tiempo al encontrarse frente a la estatua de Alejandro
Magno en el templo de Hércules, donde lloró al darse cuenta de que a sus 31
años Alejandro ya era emperador del mundo y él solo era un cuestor más
destinado a recolectar los impuestos en las provincias de Roma.
Así
César volvió a Roma para seguir activamente en la política de la ciudad hasta
el año 65, en el cual alcanzó la edad mínima para ser elegido edil curul. Como
edil Julio realizó grandes obras públicas en la ciudad y organizó varios juegos
en el circo máximo. En el año 63 a.C. tras la muerte de Mételo Pio César
decidió presentarse a las elecciones de sumo pontífice y para ello consiguió
que los tribunos de la plebe cambiaran el método de selección de Pontificex
maximus. Finalmente 17 de las tribus de Roma eligieron a César para el cargo,
por lo cual el nuevo pontificex maximus se estableció en la Domus Pública, en
pleno núcleo sagrado de la ciudad, junto al templo de las vestales.
La
carrera política de César siguió al alza financiada por Craso, así llegó a ser
pretor urbano en el 62 y Propretor en Hispania en el 61, donde recolectó
grandes sumas de dinero necesarias para pagar sus deudas en Roma. En el año 61 a.C.
César volvió a Roma con la intención de ser elegido cónsul y para ello
organizó una alianza entre los dos hombres más poderosos de Roma, Craso el
hombre más rico de la república y Cneo Pompeyo Magno, el gran imperator de
Roma. César consiguió convencer a estos dos enemigos para unirse a él en
alianza formando así el primer triunvirato, permitiéndoles así tomar el poder
político de la república. Gracias a esta alianza César fue nombrado cónsul
junto a Marco Calpurnio Bíbulo, pero durante el año de consulado, César
consiguió eclipsar a Bíbulo hasta que nadie recordaba que había otro cónsul
además de César.
Tras
el año de consulado, César fue nombrado procónsul de la Galia Cisalpina, la
Galia Nabordense e Iliria durante 5 años. César sabía que durante estos años de
proconsulado tendría que sentar las bases para volver a Roma como el único
gobernante y para ello necesitaba una guerra y la gloria militar y dinero que
esta aporta. Así César decidió conquistar la Galia interior, la de las más de
100 tribus. La Galia estaba compuesta por diversas tribus independientes y sin
una identidad de patria única, lo cual aprovecho César para someterlas una a
una. Durante cinco años César lucho de norte a sur sometiendo todas las plazas
comprendidas entre la tierra de los belgas y belovacos hasta las tierras de los
arvenos. Durante la guerra de las Galias César dictaba los “comentarios de la
guerra de las Galias” a sus secretarios con la intención de que todos en Roma
se enterasen de sus diversas victorias y así aumentar su gloria entre el pueblo
romano.
Pero
los galos no se rendían, cuando César sometía un pueblo y parecía que un fuego
se apagaba otro se encendía en otra parte de la Galia. Esta situación junto con
las incursiones de pueblos germanos en la Galia ocasionó que la Galia no fuese
conquistada durante estos 5 años, por lo que César convoco en su villa de
Ravena a Pompeyo y a Craso para que el triunvirato forzase a que el senado
aprobase una prórroga de su proconsulado durante 5 años más, para que así Cesar
pudiese presentarse a cónsul del año 49 a.C. sin perder la protección de sus
legiones en ningún momento y así poder acabar con la conquista de la Galia
Interior. A su vez el triunvirato le otorgó el gobierno de Hispania a Pompeyo y
decidió que Craso combatiría al reino de los Partos. Esta situación resultó muy
beneficiosa para César ya que Pompeyo se encontraría en Hispania y para llegar
a Roma tendría que atravesar las provincias de César y Craso se embarcaría a
una guerra sin garantías de victoria.
La
guerra de las Galias prosiguió con la misma dinámica y solo unos pocos pueblos
como los heduos permanecían fieles a Roma. Con la finalidad de acabar con las
incursiones germanas en la Galia César decidió construir un puente sobre el
Rin, en algún punto al sur de la actual ciudad de Bonn y se convirtió en el
primer magistrado romano en pisar Germania, en el 55 a.C. Tras esta hazaña
César volvió a cruzar el Rin en el 53 a.C. y decidió ser también el primer
magistrado Romano en cruzar el mar y pisar las islas británicas.
Esta
guerra solo finalizó cuando un joven arveno llamado Vercingetorix, el hijo del
rey Céltilo, logró reunir un ejército compuesto por diversas tribus galas, el
cual seguía las tácticas del ejercito romano ya que Vercingetorix había estado
alistado en las tropas auxiliares el ejército de César. El arveno demostró ser
un gran estratega obligando a César a dividir sus fuerzas enviando parte de su
ejército a atacar las provincias romanas y otra parte a atacar a las legiones
dirigidas por Tito Labieno, que estaban acantonadas en el interior de la Galia.
César decidió dirigirse a la Galia Nabordense para asegurar la defensa de la
provincia romana y tras asegurar las defensas atravesó los Alpes para invadir
el país de los arvenos y forzar a Vercingetorix a finalizar el asedio a
Labieno. En Gergovia, la capital de los Arvenos, César obtuvo una importante derrota
y tras mandar retirada a sus tropas consiguió montar una trampa para
Vercingetorix, el cual sintiéndose victorioso se decidió a perseguir a César en
su retirada. Tras un brillante movimiento estratégico, las tropas de César
sorprendieron al ejecito galo moviéndose de noche y Vercingetorix se vio
obligado a retirarse hacia la trampa de César, la ciudad de Alesia.
Alesia
era una capital religiosa de los galos y se encontraba construida sobre una
colina, donde César atrapó a Vercingetorix. El galo mandó mensajeros a las
diversas tribus de la Galia para que estas mandasen un gran ejercito a su
rescate y César consciente de ello preparo el campo de batalla para que su
ejército de 40000 hombres pudiese vencer al ejército de reserva galo, el cual
estimaba que estaría compuesto por más de 100000 hombres. Para ello César dispuso
una doble barricada, una viendo hacia la ciudad y otra hacia el exterior y en
el interior dispuso todo tipo de trampas lo suficientemente profundas como para
no poder ser rellenadas con arena o cadáveres. Así se aseguraría de que ni el
ejército de reserva entrase en la ciudad ni el de la ciudad saliera al exterior.
Más de cien mil galos llegaron a Alesia para salvar a Vercingetorix, pero tras
tres combates los galos se vieron reducidos y el gran ejército de reserva se
vio derrotado. Por lo que finalmente, Vercingetorix se vio obligado a
entregarse a César y el romano lo hizo preso dando órdenes para que el galo
permaneciera vivo hasta el día de su futuro triunfo en Roma.
Una
vez sometida la Galia, César volvió a su villa de Ravena donde se enteró de la
muerte de Craso en mano de los partos y de la muerte durante el parto de su
hija Julia, esposa de Pompeyo. Allí César reunió a sus consejeros y aliados de
Roma, los cuales le contaban que Pompeyo se estaba aliando con el senado debido
a los celos que sentía por César y la gloria militar que este había adquirido.
Finalmente, en el 49 a.C. los aliados de César se vieron obligados a huir de
Roma y contarle que le habían quitado el título de procónsul y se lo habían
entregado a Domicio Ahenobarbo. Esta estrategia pretendía que César perdiera la
protección de sus legiones y tuviera que presentarse en Roma como un civil más
para poder ser elegido cónsul. César vio ahí la trampa de Pompeyo y el senado
por lo que propuso prescindir de sus legiones si Pompeyo también lo hacía,
consciente de que este no aceptaría, pero demostrando así a la plebe que él no
buscaba la guerra.
Tras
la negativa de Pompeyo César se vio obligado a cruzar el Rubicón, el cual era
la frontera entre Italia y la Galia Cisalpina y todo magistrado de Roma que
cruzase esta frontera al frente de sus legiones era nombrado enemigo público de
la República. César consciente de ello cruzó el Rubicón pronunciando la frase
“alea jacta est” (“la suerte está echada”). César tardó pocos días en tomar el
norte de Italia y Pompeyo decidió huir hacía Grecia con los optimates, por lo
que César se vio obligado a perseguirlo a marchas forzadas hasta Brundisium, pero no alcanzó a su enemigo y se vio obligado a construir una nueva flota para
perseguirlo. Antes de ir tras Pompeyo César se dirigió a Roma, donde fue
nombrado dictador y posteriormente cónsul y solo como magistrado oficial de
Roma se embarcó a perseguir a Pompeyo. César era consciente de que cuanto más
tiempo tardase en cruzar el Adriático Pompeyo se hacía más fuerte en Grecia y
su flota dificultaría su paso a través del mar, por lo cual decidió cruzar el
mar con la mitad de su ejército y dejando encargado a Marco Antonio para que lo
siguiera después con el resto de sus tropas.
César
cruzó el mar, pero las tormentas le hicieron perder gran cantidad de hombres en
el mar por lo cual se vio obligado a desplazarse por la provincia de Asía
mientras llegaban las tropas de refuerzo. Finalmente, Marco Antonio cruzó el
mar y alcanzó a César en Tesalia, donde planearon enfrentarse a Pompeyo cerca
de la ciudad de Farsalia. En la batalla de Farsalia César obtuvo una victoria
estratégica aplastante sobre Pompeyo al retirar una cohorte de cada legión para
hacer una nueva división de su ejército que destrozó el flanco izquierdo de las
tropas de Pompeyo. Tras la derrota varios aliados de Pompeyo murieron, entre
ellos Tito Labieno quien había traicionado a César después de ser su mejor
tribuno militar en la Galia. Pompeyo por su parte decidió huir hacía Egipto en
busca de la ayuda del faraón, pero allí fue asesinado a traición cuando se dirigía
a tierra firme.
César
persiguió a Pompeyo hasta Egipto donde el faraón Ptolomeo XIII le entregó la
cabeza de Pompeyo y su anillo con el león grabado. César envío el anillo a Roma
para certificar la muerte de Pompeyo y el fin de la guerra civil, pero decidió
quedarse en Alejandría y tomar la ciudad, por lo cual se atrinchero en el
palacio con el faraón. En un primer intento de romper el cerco al palacio por las
tropas egipcias César intentó tomar la isla de faros para tener el control del
puerto, pero fue incapaz de contener a las tropas egipcias. Durante esta
batalla los romanos lanzaron flechas incendiadas contra los barcos egipcios
propiciando el incendio de una parte de la ciudad y de la gran biblioteca de
Alejandría. La suerte de César cambió cuando unos esclavos consiguieron meter a
Cleopatra en el palacio, la cual se alió con César para que este le ayudara a
ser la reina de Egipto. César decidió aliarse con los judíos, los cuales eran
enemigos de Pompeyo tras la toma de Jerusalén y tras planear su huida de
Alejandría en las galeras se reunió con los judíos y tomaron la ciudad de
Alejandría por sorpresa. Tras la toma de la ciudad César casó a Cleopatra con
su hermano Ptolomeo XIV, el cual solo era un niño, para que administrasen el
poder de Egipto y se sometieran a César y a Roma.
Tras
más de dos años César volvió a Roma donde al fin pudo celebrar sus triunfos en
la Galia, Farsalia y Egipto y fue nombrado prínceps y dictador vitalicio.
Durante este tiempo César se encargó de realizar diversas reformas en Roma,
construyó templos, lugares para que se reuniesen los comicios, acuñó monedas
con su cara y reunió a los mejores astrónomos de Grecia para reordenar el año
en un nuevo calendario, el que utilizamos hoy en día. Además de todas estas
reformas César tuvo que acabar con los últimos seguidores de Pompeyo que
mantenían la esperanza de devolver el poder a los optimates. Así que se embarcó
a África donde derrotó a Catón y a Escipión y a Hispania donde venció a los
hijos de Pompeyo.
Tras
vencer a todos sus enemigos y realizar todo tipo de reformas César decidió
utilizar su poder absoluto sobre la república para organizar una gran campaña
de más de dos años en la cual conquistaría al imperio Parto y Germania. César
tenía planeado salir en esta gran campaña el 17 de marzo del 44 a.C. pero
durante los de marzo (15 de marzo) César fue asesinado en la Curia de Pompeyo
por varios senadores contrarios al dictador, destacando entre ellos a Décimo
Junio Bruto y a Marco Bruto, el propio hijo adoptivo de César. César recibió 23
puñaladas y solo gimió por la sorpresa durante la primera, su muerte ocasionó
una nueva guerra civil y cambió el curso de la historia de Roma y el mundo.
Ninguno de los asesinos de César vivió más de dos años y la mayor parte murió
por el mismo puñal con el que asesinaron al dictador. Desde entonces los idus de marzo son conocidos como el día del
parricidio y jamás se volvió a reunir el senado durante ese día.
Durante los primeros juegos de Octavio, ofrecidos a César,
surgió un cometa en la onceava hora del día y brilló durante siete días
consecutivos, era el alma del imperator que fue admitido en el Olimpo de la
mano de Júpiter.

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